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Tuntún Mental

Madurar

Madurar Un día, miré a las estrellas, me fijé en una que llamó especialmente mi atención. Entonces, acordándome de algo que había leído hacía un tiempo, me pregunté o mejor dicho le pregunté, si un cordero de papel, por culpa de un hombre que había olvidado poner corder a su bozal, podría comerse una rosa que había nacido en un pequeño planeta con volcanes.
Al momento sonreí y me dije a mi misma qué como podía pensar eso y al instante me apené y mis ojos se humedecieron...increiblemente estaba creciendo, en contra de mi voluntad, las esperanzas, deseos e inquietudes fantásticas y "casi" irrealizables que siempre había tenido, estaban llegando a su fin. La madurez, ese mostruo que arrasa todo lo intangible, invisible e infructuoso (a ojos adultos), avanzaba con paso firme y decidido.
Pero...un momento! -me dije-. Hice un gran esfuerzo y aparté de mi mente ese pensamiento. Volví a mirar a las estellas y oi unas risas cómo cascabeles y supe, al instante, que si alguna vez iba a África, buscaría esa estrella y esperaría a que de ella descendiera un niño con cabellos de oro que no responda a mis preguntas...

2 comentarios

dibujante -

Podría ser: Ami, el niño de las estrellas..... quizás...

Juank -

¿Síndrome de Peter Pan? Estoy seguro que Saint-Exúpery hubiera estado muy contento de saber lo que su libró marcó en ti.