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Tuntún Mental

Una estrella...

Cuenta la leyenda que tres sabios reyes aficionados a la astronomía divisaron desde sus moradas, situadas a muchos kilómetros unas de otras, una Estrella fugaz que parecía no acabar de caer nunca. Los tres sintieron la necesidad de seguir a la Estrella y descubrir el por qué de tanto brillo y tanta vida. Entonces decidieron ponerse en marcha, sin tener noticias de la decisión de los otros dos, y seguir a esta luz. Sus séquitos fueron preparados y el viaje, sin un final claro, empezó.

Tras largo tiempo viajando, cuando se veía la estrella y descansando al amanecer, el camino de los tres sabios acabó coincidiendo. Las tempestades, los huracanes y todo tipo de inclemencias, tanto naturales cómo sobrenaturales, no hicieron que se rindieran y dejaran de preguntarse hacia donde les llevaba esa Estrella que tanto brillaba en el firmamento.

Bien entrada la noche del 24 de Diciembre, los primeros hombres de la expedición se dieron cuent a de que la estrella se había parado, pero no había desaparecido. La noticia corrió de boca en boca y decidieron acelerar el paso ansiosos por ver hasta donde les había conducido el Astro, los corazones de todos palpitaban de emoción.
Los tres reyes decidieron seguir el camino a pie, únicamente acompañados por un paje real de cada corte, que llevaba consigo un cofre. Al llegar a la casa que recibía todo la luz de la Estrella se dieron cuanta que lo que realmente recibía la luz del Astro no era la casa sino un viejo y desastroso pesebre en donde una joven madre acababa de dar a luz a un niño rubio que únicamente recibía el calor de sus padres, de un viejo buey y de una mula.
Los hombres emocionados se dieron cuenta de la intención de la Estrella. Tres reyes cómo ellos, con todos sus tesoros tenían que adorar al Rey, el auténtico rey que había sido capaz de nacer en la más absoluta pobreza para dar ejemplo al mundo. Tras besar al Niño dieron orden a sus pajes de que le ofrendaran los tres cofres.

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